Olvidar citas, direcciones, fechas, nombres de personas y tareas importantes son fallos que a todos nos ocurren con más o menos frecuencia. Estos fallos normalmente irán unidos a las prisas, las preocupaciones o el estrés, pero también pueden estar ligados a los trastornos emocionales, el envejecimiento o determinadas enfermedades.

Cuando la frecuencia y cantidad de fallos de memoria empiezan a interferir en nuestro desempeño laboral, familiar y personal es cuando debemos encender una luz de alerta. Y si estos fallos se mantienen o empeoran, ha llegado el momento de “tomar cartas en el asunto”, es decir, ha llegado el momento de ocuparse, asumir que es un tema es importante y decidir intervenir en él.

Vuelvo (como no) a aconsejar entonces acudir a un profesional de neuropsicología para averiguar si realmente existe un problema, la gravedad y origen del mismo y las alternativas de solución.

Las dificultades que podemos experimentar en nuestras actividades de la vida diaria –especialmente en nuestro trabajo- cuando tenemos problemas de memoria son:

  • Olvido de nombres, citas, tareas.
  • Dificultades para recordar nuevos aprendizajes.
  • Necesidad frecuente de ayudas para recordar.
  • Dificultades para recordar lo que se ha leído, escrito o hecho.
  • Bloqueos o fenómeno de la “punta de la lengua”.

Además de los programas especializados de memoria y el aprendizaje y entrenamiento en estrategias cognitivas de la mano de un/a neuropsicólogo/a, existen gran variedad de estrategias compensatorias que podemos utilizar por nuestra cuenta.

A continuación os dejo una relación de las estrategias a emplear cuando notamos estas dificultades ¡Espero que os resulten de ayuda!

Estrategias compensatorias de los fallos de memoria

 

  • Reducir la cantidad de información que hay que recordar mediante resúmenes y esquemas.
  • Ordenar la información de una forma lógica y estructurada.
  • Apuntar todo lo que es para más adelante e ir actualizando la lista por orden de prioridad añadiendo si es necesario aclaraciones, fechas etc.
  • Reducir el intervalo de demora entre la presentación de la información y el momento en que se precisa el recuerdo, es decir: “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” y si no lo puedes hacer hoy, apúntalo en tu lista.
  • Aprender nuevas habilidades mediante la repetición de procedimientos más que por el aprendizaje de una serie de fases que se han de recordar. El entrenamiento y la repetición de acciones ayuda a fijar la huella de memoria.
  • Entrenar en la utilización de reglas mnemotécnicas que favorezcan la asociación y organización de los elementos, así como el procesamiento más profundo de la información. Por ejemplo, cuando tengas que aprender el nombre de un compañero asócialo con alguien que conozcas que se llame igual y repite para ti mismo: “se llama como…..”.
  • Crear una rutina diaria que englobe las actividades del día.
  • Empleo de ayudas externas (agendas, alarmas…).
  • Introducir modificaciones en el hogar para facilitar el recuerdo: “un sitio para cada cosa”. La mejor ayuda para los fallos de memoria cuando buscamos algo es ser ordenado. Agrupa las cosas por categorías y guárdalas todas juntas. De este modo sabrás donde buscar.