Las personas vivimos en un continuum de pérdidas. Desde el mismo momento que nacemos, y con los acontecimientos a los que nos vamos exponiendo de forma natural por el mismo transcurso de la vida.
Con la pérdida llega el cambio, y con el cambio, la pérdida. Ambos son conceptos inseparables, que vienen unidos. A veces, estos cambios son esperados (independización, jubilación) y otras veces inesperados (accidente, despido laboral).
Pero, ¿por qué suelen asustarnos tanto los cambios?
Lo cierto es que ya hemos contestado esta pregunta: Porque todos los cambios generan pérdidas. En el caso de la pérdida del empleo, se dan a su vez muchas pérdidas asociadas a la principal. Algunos ejemplos que vemos desde la FEMM son la pérdida de seguridad, pérdida de capacidad, la pérdida de estructura en el día a día, la pérdida de bienestar, la pérdida del estatus o posición en la que el empleo permitía moverme en el mundo, entre otras. La primera de ellas, la pérdida de seguridad, es la que con más frecuencia atenta contra nuestras necesidades básicas.
Hablamos pues de un tema sumamente amplio, habrá diferencias entre todas las personas, ya que no somos iguales, ni la pérdida implica lo mismo para cada uno, y no son las mismas razones las que llevan a una persona a perder el empleo.
Sin embargo, además de la pérdida, llega la ganancia. Muchas veces esta ganancia está fundamentada en “una oportunidad de X”, muchas veces no vemos ganancia alguna en los primeros momentos.
Elaborar la pérdida del empleo de modo que se pueda continuar viviendo con bienestar biopsicosocial, es un trabajo activo que pasa por elaborar esas micropérdidas mencionadas anteriormente, así como la elaboración de esas ganancias, de esos resquicios.
Merece la pena ser conscientes de cuáles son las pérdidas. Algunas preguntas por las que podemos empezar cuando estamos transitando este momento en el empleo.
– ¿Qué me aportaba mi empleo?
– ¿Qué es lo que pierdo con mi empleo?
– ¿Cómo estoy, cómo me encuentro?
– ¿Qué necesito?
Cuando encontramos dificultades para contestarlas, cuando nos sentimos sin rumbo, en piloto automático, saltando de lo uno a lo otro, es un muy buen momento para pedir ayuda al Servicio de Empleo en la FEMM.
Paula Moreno, psicóloga de FEMM