A veces los problemas cognitivos que experimentamos se centran en nuestro nivel de energía o en nuestra capacidad para mantener, seleccionar, cambiar o alternar el foco de atención. Sentimos que nuestra energía se agota antes o que nos distraemos con mucha facilidad. Este tipo de dificultades cognitivas inmediatamente interfieren en nuestra ejecución laboral- ya sea un trabajo más intelectual o más físico, pudiendo llegar a suponernos un problema el continuar cubriendo nuestras competencias laborales en determinados momentos.
Las dificultades que podemos experimentar en nuestras actividades de la vida diaria – especialmente en nuestro trabajo- cuando aumenta nuestro nivel de fatiga física y/o cognitiva o tenemos problemas atencionales son:
- Facilidad para distraerse.
- Dificultades para terminar una tarea.
- Dificultades para cambiar el foco de atención entre tareas.
- Dificultades para atender dos cosas a la vez.
Como siempre me gusta reseñar, la mejor solución está en realizar una valoración neuropsicológica y seguir un programa de rehabilitación individualizado pero además existen diferentes estrategias que podemos utilizar para contrarrestar estos déficit.
A continuación os dejo una relación de las estrategias a emplear cuando notamos estas dificultades ¡Espero que os resulten de ayuda!
Estrategias compensatorias para la fatiga y problemas atencionales
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Establecer periodos de descanso durante las actividades cognitivamente exigentes. A veces incluso cerrar los ojos durante unos minutos tratando de relajarnos nos ayuda a recuperar fuerzas.
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Reducir estímulos distractores mediante la modificación del ambiente. Solicitar un espacio de trabajo lo más aislado posible, cerrar la ventana para no oír ruidos etc.
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Permitirse a uno mismo un tiempo suficiente para realizar una tarea.
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Entrenar la identificación de los signos de fatiga para prevenir su aparición llevando a cabo acciones apropiadas. Es mejor tomarse un tiempo de descanso o cambiar de actividad o postura brevemente cuando empezamos a notar la fatiga que continuar hasta llegar a agotarnos.
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Graduar el nivel de dificultad de las tareas para que el resultado no esté condicionado por la fatiga dejando lo más sencillo para el final y realizando las actividades más exigentes cognitivamente en momentos del día en que se esté más activado.
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Seguir una correcta higiene del sueño para conseguir un sueño plenamente reparador.